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¿Tengo que pagar impuestos por mis acciones?
Uno de los aspectos a tener en cuenta en la compraventa de acciones es su fiscalidad. Cuando empiezas a construir tu patrimonio, es importante conocer e informarse sobre qué tributación se aplica. Así, evitas problemas con Hacienda e incorporas los gravámenes a tus cálculos de rentabilidad.
¿Qué impuestos hay que pagar?
Las acciones tributan a través de la declaración de la renta, donde tendrás que indicar los resultados que has obtenido de las operaciones que has realizado. Pero no te asustes, ya que solo tienes que tributar por los dividendos recibidos y por aquellos títulos que hayas vendido. Mientras mantengas el título en tu cartera, no generarán efectos fiscales.
Un aspecto fundamental a tener en cuenta es el tipo de renta que has generado, ya que los dividendos y las acciones se tratan de una forma u otra. Los primeros se consideran como renta explícita, al igual que los beneficios o intereses que genera un producto financiero. Además, son rendimientos del capital mobiliario, al cual hay que aplicar los siguientes porcentajes:
- Entre 0 y 6000 euros: 19 %.
- Entre 6000,01 y 50 000: 21 %.
- Entre 50 000 y 200 000: 23 %.
- Entre 200 000 y 300 000: 27 %.
- Más de 300 000: 28 %.
En cuanto a las acciones, son tratadas como renta implícita, que sería aquella que se produce cuando se vende un producto financiero. Así, la forma en la que tributan es como ganancia o pérdida patrimonial y se aplican los mismos porcentajes que a los dividendos.
Consideraciones de las ventas de acciones
Cuando vas a declarar las pérdidas o ganancias generadas por la venta de unos títulos, hay algunos criterios a las que debes prestar atención. Uno de ellos es el FIFO (first in, first out), que consiste en que las primeras acciones que se venden son las primeras que se compraron, sin importar en qué r banco custodio las tengas depositadas. Para verlo mejor, basta con un sencillo ejemplo.
En 2017 compraste 100 acciones de ACS a través del bróker A, quien es el encargado de custodiarlas. En el 2019 adquiriste otros 50 títulos de la misma empresa, pero, por las razones que fueran, lo realizaste en la entidad B. Tras unos años en los que no hiciste nada, en 2023 decidiste vender las 50 participaciones del 2019. A la hora de tributar, se consideraría que has vendido la mitad de las que compraste dos años antes.
Esto se debe a que todos los títulos son de la misma empresa y permanecen a tu nombre sin importar dónde se encuentren depositados. Por tanto, Hacienda no hace distinciones entre una entidad y otra, sino que presta atención al propietario de las acciones.
Otro aspecto importante es la norma antiaplicación, cuyo objetivo es impedir que se efectúe una pérdida patrimonial si durante los dos meses anteriores o posteriores a una venta de acciones se realizó una compra de los mismos valores.
La compensación de pérdidas
Existe la posibilidad de compensar las pérdidas que hayas tenido tras vender unas acciones. Su función es la de garantizar que solo pagues impuestos por los beneficios reales que has conseguido. De manera legal, reduces la carga fiscal a la que tienes que enfrentarte. Y la forma de aplicarlo es sencilla, ya que el dinero perdido con unos títulos se resta de lo ganado. Así, los tributos recaen sobre la diferencia.
Como en el anterior caso, con un ejemplo se entiende mejor el mecanismo. Tras una venta de acciones, ganas 1.000 euros, pero con otra pierdes 500. Cuando hagas la declaración de la renta, puedes compensar las pérdidas y ganancias, así que tributarías 500 euros.
Asimismo, si tienes otros productos financieros, como un fondo de inversión, es posible compensar las pérdidas. También es importante que, en caso de no poder compensar las minusvalías de un ejercicio, podrás utilizarlas a lo largo de los siguientes cuatro. Sin duda, una ayuda para evitar tributar más de lo que realmente deberías abonar, aunque exige una gestión detallada.
¿Cómo se hacen los cálculos de ganancia o pérdida patrimonial en el IRPF?
El cálculo de la ganancia o pérdida patrimonial es sencillo y no ha variado en los últimos años. Tienes que restar el precio de compra, al cual hay que sumar todos los gastos y comisiones de la operación, al de venta, al que se le restarán los gastos y comisiones. También es necesario incorporar al precio de compra de las ampliaciones liberadas y las primas de emisión que estuvieran ligadas a las acciones.
Y esta es la tributación a la que están sujetas las acciones. Ten en cuenta que se pueden dar cambios con el paso de los años. Por ejemplo, en 2023 se incorporaron dos tramos (entre 200.000 y 300.000 y más de 300.000) a los anteriores. Así que, hay que ir actualizándose para no cometer errores.
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