La necesidad del relevo generacional en el campo es una realidad. En España, tal y como nos indican desde Asaja, con quienes hemos tenido la oportunidad de hablar sobre éste y otros asuntos de interés, usando la Política Agraria Común (PAC) como indicador, sólo un 0,55 por ciento de los 750.193 perceptores de ayudas tenían menos de 25 años, según los datos analizados por el Fondo Español de Garantía Agraria. En cuanto a las personas entre los 25 y los 40 años perceptoras de pagos, suponen otro 8,17 por ciento. “Así, si se extiende el concepto de jóvenes agricultores hasta ese generoso límite de 40 años, en España no suponen ni el 9% del total de quienes se dedican al campo. Esas mismas cifras muestran en cambio que trabajar la tierra sí es tarea de aquellos que están en la edad de jubilación. En España, los perceptores con más de 65 años significaron el 38,8 por ciento. Entendemos que ésta debería ser la cifra que los jóvenes deberían ocupar para relevar a los más de 200.000 agricultores que se van a jubilar de aquí a 2030”, sostienen. Y es que, en los próximos diez años, seis de cada diez agricultores entrarán en edad de jubilación. Para garantizar la sostenibilidad del sector, el ritmo de reposición debería ser de unos 20.000 agricultores anuales. Sin embargo, según cifras oficiales, las solicitudes de incorporación giran en torno a las 8.500 de media al año. Desde la Asociación de Jóvenes Agricultores no dudan en señalar que uno de los principales escollos “es el acceso a la tierra y ayudas que faciliten la incorporación, que no siempre las hay. La burocracia es casi imposible y se pierden muchos días de trabajo en trámites para obtener donación de terrenos si la explotación es heredada. Así muchos optan por el arrendamiento”. Iniciativas para garantizar el relevo generacional Conscientes de la importancia que tiene el campo como uno de los motores económicos y sociales que siempre deben persistir, desde Asaja se encargan de la gestión, a todos los niveles, la concesión de ayudas necesarias para que el relevo generacional se pueda llevar a cabo. “También contamos con servicios de información, gestión, asesoría y formación para que los nuevos agricultores y ganaderos cojan la senda adecuada para emprender su negocio”, añaden. La formación se alza como uno de los instrumentos de modernización y cambio del medio rural. En este sentido, desde hace unos años se están integrando necesidades tecnológicas que contribuyen de manera muy satisfactoria a generar resultados positivos en el campo, por ello los cursos de formación en TICS son los más demandados en la actualidad. Por otro lado, tal y como nos cuentan desde Asaja, existen los cursos prácticos que deben realizarse acorde a la Ley para el manejo de ciertos productos químicos y naturales, que tienen también una demanda bastante alta. Otra área de especialización con éxito entre los agricultores son los cursos de formación en Prevención de Riesgos Laborales, ya que se están haciendo campañas para que el agricultor tome consciencia de su actividad y entienda los peligros que le rodean. “El número de bajas y muertes en el sector agrario es muy alto y reducir ese número es la necesidad formativa prioritaria que Asaja tiene en este momento”. Cursos de formación continua para técnicos del medio rural El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través de la Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Política Forestal, lanzó en 2019 el ‘Plan de Formación para técnicos del Medio Rural’. Un programa de cursos que contempla el desarrollo de acciones formativas, dirigidas a los colectivos con mayor incidencia en el medio rural, y que se encuentran implicadas en los procesos de cambio favorecedores del desarrollo rural y con el desarrollo sostenible. Dicho programa formativo insiste en resaltar que el medio rural en España representa en torno al 84 por ciento del territorio, e integra al 16 por ciento de la población, incluyendo la totalidad de los recursos naturales y gran parte del patrimonio cultural. No obstante presenta un desequilibrio importante, tanto económico como social, respecto al territorio urbano. Por ello, el plan contempla el desarrollo de acciones formativas, dirigidas a los colectivos con mayor incidencia en el medio rural, y que se encuentran implicadas en los procesos de cambio favorecedores del desarrollo rural, las nuevas tecnologías, innovación, asesoramiento, sostenibilidad y conservación de recursos y de acción por el clima, entre otros. La formación es el principal instrumento del cambio. No ha duda. Pero el sector también se enfrenta a otros retos, como la adaptación al cambio climático. Desde Asaja nos cuentan que un año más, hemos visto cómo han afectado las olas de calor a viñedos que han perecido aun estando en regadío, la escasez de agua, la pérdida de fertilidad en determinadas floraciones, el bajo rendimiento ganadero, entre otras problemáticas. Asimismo, la ausencia de lluvia, las olas de calor continuadas y el granizo pueden reducir este año la cosecha de aceite en un 40 por ciento. Otro de los retos, señalan desde esta organización, pasa inexorablemente por la digitalización, lo que supone un gran paso adelante en la innovación agrícola de los procesos. “El reto es ser más eficientes, porque el obligado incremento de la productividad debe respetar los exigentes criterios de sostenibilidad que demanda la sociedad actual. A la agricultura se le presentan varios retos a nivel de innovación. Hay que producir más, con los mismos o incluso menos recursos, y además hay que ser escrupulosamente respetuosos con el medio que nos rodea”.
Analizamos con Asaja la situación por la que atraviesa el sector agrícola y ganadero de nuestro país: digitalización en la agricultura, cambio climático, relevo generacional…